De que Cuba es “La Isla de la Música” no hay dudas. Decenas de cantantes, autores e instrumentistas improvisados caminan día a día las calles de cualquier ciudad. Sin embargo resultan contadas las manifestaciones cubanas en que la música comparte el protagonismo con otras artes, como por ejemplo el teatro —con la desaparición del nunca bastante alabado “Teatro Musical” de la calle Consulado en La Habana, se cerró una época que jamás se ha vuelto a abrir— o el cine.
Por supuesto, hubo en el cine hecho antes de la Revolución (aclaremos que nos referimos a cine de largo metraje y de ficción) algunos filmes musicales en los cuales se interpretaban números de compositores famosos del momento como Lecuona o Roig, y que sirvieron de despegue o consolidación de carreras de cantantes/actrices de la talla de Rita Montaner o María de los Ángeles Santana.
De las películas realizadas después de 1959 bajo el Instituto Cubano de Arte e Industrias Cinematográficas (ICAIC) se pueden mencionar pocos ejemplos de “musicales”. Quizás uno de los más relevantes fue Un día en el solar (1965) dirigida por Eduardo Manet con coreografía de Alberto Alonso y música de Tony Taño. En 1982, Patakín de Manuel Octavio Gómez con labor coreográfica de Víctor Cuéllar y música de Rembert Egües daba quehacer en los circuitos de estreno, con éxito de público y no muy buenas críticas. La Bella del Alhambra, hermosa película de Enrique Pineda Barnet, homenajeaba en 1989 la tradición teatral cubana y al musical vernáculo. Otro precedente esta vez en la cuerda biográfica, aclamado por crítica y público fue Zafiros, locura azul de 1997 dirigida por Manuel Herrera, que abordó la historia de uno de los cuartetos más emblemáticos del país.
Recientemente tuvimos noticias de la proyección durante el Tobago Jazz Film Festival, celebrado a principios de este año, del filme español de dibujos animados Chico y Rita, una recreación musical de los épicos años de mediados del pasado siglo en Cuba, quizás insuficientemente abordados desde este punto de vista por la cinematografía nacional. Contó con la dirección principal de Fernando Trueba y exhibe una banda sonora de lujo con canciones del legendario pianista y compositor Bebo Valdés (a él fue dedicada la película). También recrea piezas de jazz y jazz latino compuestas por Chucho Valdés, Chano Pozo, Tito Puente, Thelonious Monk, Charlie Parker, Dizzy Gillespie y Freddy Cole… ¿interesante verdad? Te seguimos contando entonces de los creadores, protagonistas y de la película.
Protagonistas del filme
La obsesión cubana de Fernando Trueba
Fue amigo personal de Bebo. El creador del ritmo “batanga” es el hilo conductor de varias de sus producciones fílmicas. En el 2000 le hace derretir el frío de Suecia junto con su hijo Chucho en una inolvidable descarga de jazz afro-latino filmada en muchos primeros planos y cámara en mano para su documental —“musical”, prefiere llamarlo Trueba—, Calle 54.
La fascinación de Trueba por la figura de Valdés padre también encontró expresión en El milagro de Candeal (2004), surgida según confesión del cineasta, del deseo de Bebo Valdés de visitar Salvador de Bahía en Brasil, rica cuna de ritmos y religiones africanas. El pianista hace un memorable mano a mano con músicos de la favela “Candeal”, salvados de la violencia y la marginalidad gracias a la música.
En el año 2010, Bebo regresa al celuloide en forma de dibujos animados a la mítica Habana de finales de la década de los 40 y principios de los 50… Hay de todo: mambo, sesiones de jazz, variopintos clubes para bailar o descargar y el mundillo de los músicos y artistas buscando afanosamente “padrinos” o algún contrato “de los grandes” para dar la pegada definitiva e irse a la meca del jazz, o de gira por los grandes teatros europeos. Como impresionante telón de fondo de todo el argumento, La Habana de mediados del siglo XX, una Habana que un tiempo más tarde no le fue ajena a Fernando Trueba, al vivir y trabajar en ella durante el período en que impartió clases en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños.
Amor y música en “muñequitos”
Sinopsis: Chico es un joven pianista con grandes sueños. Rita, una maravillosa cantante de voz extraordinaria. Los une la música y la pasión, pero en este viaje —como pasa en los boleros—, les aguardan angustias y tormentos.
Si la sinopsis se te parece a la de cualquier melodrama de la época, pues estas en lo cierto. Es una historia de amor y desencuentros, de amistad y traición.
Fernando Trueba se auxilió del Premio Nacional de Diseño de 1999 Javier Mariscal para los dibujos de todos los personajes y la recreación (impresionante) de la Habana de fines de los 40. El estilo de animación es retro, nada de terceras dimensiones ni efectos a lo “Pixar”, justo el que se merece la historia y la época. Los realizadores viajaron a La Habana a fotografiar calles y edificios y a buscar en los archivos de patrimonio cuando la dura realidad de decadencia hacía imposible la reconstrucción en las calles. El vestuario, los periódicos, las publicidades callejeras, los bares, clubes… todo fue recreado en la cinta con minuciosidad.
Trueba confió los protagónicos, — son tres, Chico, Rita y Ramón; amigo de Chico y su consejero— a las voces de los actores cubanos Eman Xor Oña, Limara Meneses y Mario Guerra. El desempeño de este último es loable, por su naturalidad. Para las partes cantadas de los dos personajes principales buscó voces de similar registro a las de los actores, de esta forma Idania Valdés canta como Rita y el propio Bebo Valdés hace las partes cantadas de Chico.
Premios y sorpresas
La cinta, calificada por Andrea G. Bermejo, de Cinemanía como “La Casablanca del cine de animación”, ha recibido una importante cantidad de galardones, entre ellos: Premio Goya a la mejor película de animación (2010), nominada a los premios Oscar como mejor largometraje de animación en 2011, premios del cine europeo al mejor largo de animación en 2011, Premio FNAC en el Festival de Annecy al mejor largometraje, nominada a mejor película en los Premios Annie y se llevó en el mismo año 2011 dos premios Gaudí por mejor película de animación y música original.
Lo sorprendente es que con tantos premios y tocando un pasaje imprescindible de la cultura de la isla, el filme no haya sido exhibido en el circuito regular de salas cinematográficas (tuvo una única puesta durante el Festival de Cine Latinoamericano número 32) ni en la televisión cubana… ¿Las razones? Pueden ser tantas…
Fuentes: http://www.filmaffinity.com/es y http://www.elcineescortar.com